En el último evento de la Sociedad Americana de Química, Daniel Nocera (químico del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT)) ha presentado una célula solar del tamaño de un móvil que simula el proceso que las plantas desarrollan para convertir la luz solar y el agua en energía, es decir una fotosíntesis artificial. 
La fotosíntesis natural se realiza en las hojas, que se orientan hacia la luz. La clorofila de las estas atrapa la luz del Sol y a partir de esta luz y el dióxido de carbono, se transforma la savia bruta en savia elaborada, que constituye el alimento de la planta. Además la planta produce oxígeno que es expulsado por las hojas. 
Si el proceso se refinase, y fuese eficiente y comercializable, sería factible la posibilidad de eliminar los combustibles fósiles como fuente de energía para nuestro día a día. Sería una fuente barata de energía eléctrica para los hogares ya que cada hogar “podría disponer de su propia central eléctrica” 
Su forma es la de una carta de póker, pero más delgada, y fabricada a partir de un chip de silicio, componentes electrónicos y catalizadores, sustancias que aceleran las reacciones químicas que de otro modo no ocurrirían o funcionarían con lentitud. Situado en un recipiente con 4 litros de agua y recibiendo luz del sol, el dispositivo podría producir energía suficiente como para abastecer una casa durante un día. Lo hace mediante la división del agua en sus dos componentes: hidrógeno y oxígeno. 
En estudios de laboratorio, se demostró que el prototipo podría funcionar de forma continua durante al menos 45 horas sin pérdida de rendimiento. 
La hoja artificial, que utiliza silicio, níquel y cobalto, replica a la de las plantas, que usan los fotones de la luz solar para generar electrones y protones dentro de la hoja. A partir de estas cargas negativas y positivas el dispositivo fragmenta las moléculas del agua en oxígeno e hidrógeno, este último atrapado en carbohidratos. 
La ventaja de este equipo es que el silicio, níquel y cobalto son materiales de bajo coste por lo que la fabricación en masa sería rentable para empresas y llegaría con un costo razonable a los hogares. 
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