La Cumbre del clima resolvió en una hora lo que se había atascado dos semanas. Los delegados de los 196 países presentes en Lima (Perú) solo se pusieron de acuerdo para presentar un documento conjunto en la madrugada del domingo. Después de alargar un día extra la reunión se alcanzó un acuerdo la madrugada del domingo porque no había más remedio. 

Los países fijaron los requisitos para que todos presenten sus compromisos individuales para luchar contra el calentamiento global ante la ONU antes del 1 de octubre del próximo año. Ese es el camino abierto hacia la cumbre que todo el mundo tiene en mente: París 2015. En Francia se tiene que firmar un nuevo pacto global para sustituir al ya obsoleto Protocolo de Kioto. La presión sobre París es enorme, los científicos han hablado claro y aseguran que si no se empieza a trabajar desde ya en la reducción de emisiones contaminantes el calentamiento global puede crear efectos devastadores en todo el planeta.

Con París en la mira de todos, los avances de esta cita de Lima son relativos. Se llegó a Perú con la idea de que de aquí saldría un borrador del futuro acuerdo. Eso se ha conseguido solo a medias. Existe un texto que compila todas las aspiraciones de los 196 países, pero aún es inmanejable. 

El objetivo a largo plazo es evitar que la temperatura del planeta suba más de dos grados, barrera fijada por la ciencia para impedir consecuencias catastróficas. Eso implica trabajar en varios frentes. Hay que frenar la deforestación, aumentar el desarrollo de energías limpias o reducir el uso de combustibles fósiles.

Los países en vías de desarrollo, más vulnerables a los efectos del cambio climático, no están dispuestos a avanzar en la lucha común si los más ricos y con mayor responsabilidad en la contaminación no se comprometen a entregarles ayudas para enfrentar al calentamiento global. Ese fue uno de los puntos que impidió el acuerdo hasta que el texto final incluyó la petición a los países desarrollados de aumentar las ayudas.

El problema es que las ayudas que los países desarrollados prometieron dar por su mayor responsabilidad en el cambio climático a los países pobres —el llamado Fondo Verde— aún están lejos de cumplirse. Los 10.000 millones de dólares apalabrados hasta ahora apenas suponen un 10% del objetivo comprometido de 100.000 millones anuales a partir de 2020.

El Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés), fue adoptado como mecanismo financiero de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés) a finales de 2011. Su objetivo es contribuir de manera ambiciosa a la consecución de los objetivos de mitigación y adaptación al cambio climático de la comunidad internacional. 

Finalmente, en el texto final se han incluido las siguientes reclamaciones de los países en vías de desarrollo:
  • Reconocer que los países tienen responsabilidades diferentes en la emisión de gases de efecto invernadero y, por lo tanto, en la obligación de disminuirla para evitar que siga subiendo la temperatura de la Tierra. “Aún vivimos en un mundo con profundas desigualdades: la diferenciación no es una referencia que pertenece al pasado”, afirmó el delegado de Brasil. Este punto fue aceptado e incluido en el texto final.
  • Incluir referencias a la financiación de las ayudas de las naciones ricas a los países menos desarrollados para enfrentarse a los efectos del cambio climático. “La acción contra el cambio climático cuesta. En vez de hacer que los países que contaminan paguen, están haciendo que paguen los pobres”, dijo el delegado de India. Nicaragua y Uganda también expresaron la misma preocupación. El documento finalmente aprobado puso el acento sobre la necesidad de aumentar las ayudas.
  • Detallar que las ayudas económicas de los países ricos se destinen a los países que sufren pérdidas y daños debido al cambio climático. Fue reclamado por Filipinas, Uganda, Nicaragua, Pakistán y otros países africanos. El texto final incluye una referencia y dice que se retomará el tema.