No sólo tenemos déficit económico, sino energético. La mayor parte de nuestra energía depende de fuentes externas. Así las fuentes de las que somos más dependientes son primero el gas y luego el petróleo. A continuación, casi en igualdad, carbón, nuclear e hidroeléctrica, con las demás detrás en cantidades más pequeñas. De estas, las dos primeras son de importación casi al 100% y de las 3 siguientes, sólo la hidroeléctrica es producida en su totalidad en nuestro territorio.
Se ha intentado un cambio de rumbo en nuestra política energética fomentando las energías renovables como la fotovoltaica, hidroeléctrica y eólica. Pero el problema de las mismas es su escasa rentabilidad económica (que no energética, más adelante explicaremos este concepto).
- Conseguir instalaciones económicas rentables y así fomentar su instalación, sin ayuda de subvenciones que pagamos todos los contribuyentes.
- Independizar nuestra economía y modo de vida del petróleo y gas externo.
- Conseguir un balance energético (analizando energías generadas y consumidas para la implantación de las instalaciones) positivo.
- Ser punteros en este tipo de instalaciones verdes y poder exportar nuestra tecnología al resto el mundo. Ser conocidos por nuestra tecnología e ideas, y no por nuestros trenes y obras faraónicas con dudosa rentabilidad socioeconómica.
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14 de diciembre de 2023